¿Que está pasando aquí? [ Priv Dante ]

Hace mucho que no me mandaban a hacer un reporte, aunque por mi me parecía algo sumamente una perdida de tiempo por lo que intentaba hacer pasar lo más agradable mi viaje, aunque yo era una miembro de la policía militar tenía que rendir lo más estupendamente posible ante todos los mandados, por lo que intenté que esto fuese un viaje aceptable.

Me encontraba caminando por las calles por aquel Distrito, aunque no tenía muy en claro porqué a mi me habían mandado sola, era sobre un pequeño problema que ni yo misma tenía claro, por lo que manteniendo siempre mis sentidos en alerta me encontraba junto a mi uniforme puesto de la policía, aunque muchos eran mal vistos, yo siempre me hacía respetar por lo que yo soy, porque primero soy una miembro de la policía militar, luego una persona y al final una mujer. Era una idea tan para muchos estúpidas que para mí no lo era, era el ideal que yo siempre tenía, por lo que me mantenía siempre a ralla ante todos los que quizás quieran pisotearme por lo que yo no podía dejar que nadie lo hiciera, si que suspiraba y me mantenía mi camino.

- Espero que esto sea algo realmente interesante... - Suspiraba mientras que veía todos los hogares y infraestructura que había, por lo que veía como el sol golpeaba fuerte y el calor me empezó a sofocar un poco.

Un ligero caminar, pasos lentos y despreocupados que extrañamente harían notar la presencia de aquel hombre de azabache cabellera debido a el sigilo que estos guardaban al avanzar, pero al mismo tiempo largos los cuales lograban hacer su caminar más rápido pese a las pocas ganas que este mismo tenía de llegar a lo que por ahora comprendía su destino. Desinteresado en el lugar por el cual caminaba, tan solo haciendo un recorrido cual maquina ya programada, pasando por un camino que este ya tenía más que memorizado, sin dar margen a equivocarse de ruta, algo usual que a fin de cuentas, resultaba un recorrido que hacía años atrás se había vuelto una simple rutina diaria para llegar al cuartel en el que la Policía Militar, la cual mientras tanto simulaba hacer su trabajo, como buena organización que servía al pueblo y los nobles que pagaban con el sueldo ajeno a estos ‘respetables’ miembros de la milicia, a lo cual claro, no daba queja alguna. Su rostro se encontraba tranquilo, relajado, en pocas palabras apacible, restándole importancia al entorno por más pesado que este fuera en aquel edificio que servía como cede del cuartel de la Militar, curvando sus labios como usualmente acostumbraba en una sonrisa que se camuflaba sigilosamente con la tranquilidad de su rostro disimulando de esta forma lo poco grato que le resultaba el iniciar el día de tal forma.

Sus manos se encontraban en sus bolsillos, y su mirada solo estaba perdida en algún punto del paisaje que se extendía frente a él, en espera de que quizá entre su lento andar y el rápido avance de los días últimamente, lograse provocar la llegada pronta del final de aquella jornada laboral. Desgraciada o afortunadamente para el pelinegro, una misión ya estaba esperándole desde antes que este diera el primer paso dentro aquella organización. ¿Desgracia o Fortuna?, Se negaba a sacar conclusiones apresuradas por ahora, puesto que podría bien tener algo de diversión con aquel trabajo que para darle importancia le hacían llamar ‘misión’ y que pese a la simpleza del trabajo, había sido uno de los cuales se podría sacar mayor provecho si se llevaba a cabo de la manera correcta. Se trataba simple y sencillamente de hacer un chequeo de rutina en un cargamento que llegaba a aquella ciudad, importante para los mercenarios dentro aquella muralla que deseaban incrementar sus ingresos, y para los Nobles que trataban de conseguir lo mejor en cada caso, por lo cual el contrabando o bien la venta de mercancía ilegal se volvía algo deseable, esperado y con el paso del tiempo hasta normal para algunos, algo que a ambas partes favorecía, obteniendo los ricos lo que querían, y los mercenarios los ingresos esperados. Como antes mencionado, esta era una tarea fácil realmente, por lo cual ni siquiera tenía prisa de llegar, pues sabía de antemano que debía hacer, cuando y como.

No obstante, el trabajo se vería triplicado si cumpliera todo con rapidez y efectividad. En definitiva, no era de esa forma como se ganaba en aquella organización, sin embargo y pese a lo calculado que estuviese ya ese trabajo, había algo que debía considerar por el momento, y deseaba dejar pasar. Un compañero había sido asignado también para el mismo trabajo al parecer, razón por la cual debía buscarle, trabajo el cual no fue difícil, ya que aquel uniforme de la milicia le delataba por completo pese a que tratase de ocultarlo. Alzó la vista para poder ver bien desde la distancia, analizando a la lejanía a su compañera, aprovechando el camuflaje con la gente que pasaba para con su sigilo habitual acercarse luego a aquella muchacha, dedicando una sonrisa amable para colocarse luego al lado a la rubia –Buenas~… – Saludó sin intenciones de sonar formal, suavemente al oído de la contraria, ignorando el protocolo del saludo militar, utilizando su diestra por el contrario para pasarla sobre el hombro de la muchacha de ojos azulados y dejar reposar su brazo sobre este.

Seguía parada esperando que mi compañero para esta "expedición" pudiese encontrarme. No sabía mas o menos a lo que íbamos pero seguramente él lo sabría. Si que me tocaba a mi seguir caminando y andando por todas las calles para poder investigar sobre algo anómalo que pasara en estos sectores por lo que sencillamente mantenía mi mirada atenta ante todas las cosas que pasaran, no sabía muy bien a lo que venía o que quizás habría para investigar, por lo que tenía que mantenerme también en alerta, aunque por el uniforme no pasaría oculta ante los demás ya que para mi mala suerte, era el centro de atención en muchas de las cosas que estaban pasando.

Luego de eso, una voz masculina se acercó lentamente hacía a mi, diciéndome sin ningún protocolo "buenas", por lo que miré seriamente y era uno de los lideres y comandantes de la policía militar. Dante, por lo que contestándole de la misma forma de la cual él me hablo le dije sin ningún protocolo quitándome el brazo de mi hombro que este estaba reposando "¿Que se creía?", por lo que le dije — Buenas. — en forma sumamente irónica, pensándolo que no era una buena forma de hablar y comunicarse sabiendo su cargo.

— Tenemos que hacer un informe, y rápido. — dije, mientras esperaba una respuesta del muchacho, que claramente tenía una personalidad bastante peculiar, por lo que lo único que esperaba en mi mente que esto no sea una consecuencia para nuestro trabajo en el día de hoy.

La sonrisa de lado que adornaba el rostro del pelinegro contrario a desvanecerse por el rechazo de la de menor estatura se ensanchó y volvió aún más notoria, divertido por la reacción de la castaña la cual ya era esperada por el mayor. Le miró divertido unos segundos, claro que aquella sonrisa la igual que su mirar en ningún momento se habían tornado burlescos hacía con la fémina.  Dio unas leves palmadas en la espalda de esta  para luego colocarse a su lado, esta vez a una distancia que no incomodase a la contraria, dándole espacio y tiempo para que la misma saludase. Una cadete, no recién ingresada al a policía Militar, sin embargo poco experimentada y  que en aquella ‘misión’ estaría aun practicando muchas de las supuestas funciones que la Militar realizaba ‘día con día’. El estar a cargo de un cadete, en efecto no resultaba para nada grato para aquel hombre de ojos bicolor, sin embargo era parte del deber, el cual a veces prefería saltarse, no obstante, ahora parecía necesario y entretenido al ver la actitud tan seria por parte de la menor.

Tan llena al parecer de energía y ánimos por hacer un buen trabajo como una Policía Militar, dedicándose a proteger a los ciudadanos de Sina y por supuesto al ‘magnifico’ Rey.  Se cruzó de brazos aun sonriendo, sin embargo demostrando seriedad y serenidad en el resto de sus facciones que si no fuese por su efímera sonrisa lograría pasar por un oficial al cual temer.  — Hey, No exageres ni apresures las cosas — Musitó a manera de regaño hacia la joven de ojos claros, semejantes al curioso color de su cabello. — ¿Sabes siquiera que vienes a hacer aquí? — Continuó hablando, demostrando seriedad en esta ocasión, aunque sin borrar su mediana sonrisa que demostraba lo graciosa que le parecía aquella situación en que ella trataba de darle órdenes, para después caminar sin dar previo aviso a la menor, esperando que pese a no comentarlo esta le siguiera. — Hay que buscar un lugar tranquilo — Fue lo único que este comentó antes de seguir avanzando, por entre la gente a su paso habitual, despreocupado y esperando a que la joven le alcanzase con ese lento andar.

Se encontraban en una calle concurrida, y en la cual en ese mismo instante se encontraba atestada de personas que salían a sus tareas comunes, por lo que era imposible para el pelinegro comenzar a la chica acerca del trabajo que se les había encargado realizar. Por lo que al mismo tiempo de caminar con las manos en sus bolsillos como si de un paseo normal de rutina se tratase, observaba los alrededores en busca de un lugar solitario en el cual poder poner al tanto a la menor de la misión que debían efectuar.

Seguía con mi parada seria. Aunque él fuese un rango mayor, yo tenía una personalidad muy peculiar que no me gustaba que nadie, ni un gran titán me pisoteara por lo que no iba a dejar que él se tomara atribuciones que no le correspondía, ya que primero él no era ni mi amigo ni nada, simplemente un compañero que tenía un rango mayor por lo que teníamos que mantener cordialidad y respeto entre ambos, aunque claro, si este se lo ganaba ya que yo era una chica bastante difícil de tratar, por lo que eso había que reconocerlo, y no lo negaba en absoluto.

Por lo que el muchacho de ojos bicolor, me decía en forma de regaño, cosa que yo lo miré elevando una de mis cejas, casi como un "¿Qué me vienes a decir tú?" por lo que me decía que no apresurara las cosas, por lo que yo en forma de respuesta rápida le contesté — Yo no estoy apresurando nada. — dije en un tono muy cortante, no me importaba quien sea él por lo que no podía dejar que su actitud arruinara nuestro trabajo.

— Claro que si. — contesté en forma seria, debido a que "Dante" me decía que si sabía a lo que venía a hacer por aquí. Era claro, teníamos que ser un informe ya que habían algunos problemas, por lo que el hombre me decía que había que buscar un lugar tranquilo, yo lo miré atentamente ya que sin esperar una respuesta mía comenzó a caminar. Yo suspiré resignada ante la situación por lo que lo comencé a seguir con un rostro de suma seriedad, mirándolo a él ya que no sabía "mas o menos" lo que tenía pensado el "jefe". Si que en modo de interrogante le dije a él — ¿Para qué quieres que vayamos a un lugar tranquilo? Si se puede saber, claro... — por lo que me puse a esperar que me respondiera, ya que no tenía entendido que era lo que quería él que hiciéramos.

Por lo que mientras comenzamos a caminar, me puse a pensar que ojalá no tuviera pensado hacer algo que "raro". En estos tiempos la desconfianza era lo típico que salía de la gente, e incluida yo. Por lo que cruzándome de brazos comencé a caminar a pasos seguidos de él, que estaba casi a su lado, por lo que esperé que el muchacho hablara o dijera lo que quería.

El pelinegro siguió avanzando en completo silencio, restando importancia a las palabras de la castaña, las que parecían darle completamente igual, y a las cuales no necesitaba o tenía intención ni interés de responder, por lo menos no de momento. Los orbes del de mayor estatura seguían contemplando sus alrededores, dándole mayor importancia a esto que a su acompañante o que esta reamente estuviese siguiéndole. Pese a que sus pasos fueran lentos, su altura y el largo de sus piernas lograban que pese a lo lento de su caminar avanzase rápido, llegando a su destino deseado al fin. Un punto en que acababan los edificios y hogares, que a su vez no estaba del todo deshabitado sin embargo era un perfecto lugar para hablar con tranquilidad, y la seguridad de que nadie por lo menos de momento, se pasaría por esos alrededores.

Adentrándose aún más en el lugar, buscando donde sentarse un rato a ‘charlar’ prosiguió con su andar, sin embargo está vez rompiendo por fon el silencio probablemente incómodo para la cadete. — Necesitábamos un lugar en el cual hablar con tranquilidad del trabajo de esta tarde, no es agradable hablar con tanta gente alrededor y el ruido que provocan  — Calló por unos momentos dando media vuelta con suma y abrumadora tranquilidad, ya usuales en este. — El motivo de buscar un lugar tranquilo — Recalcó algo quizá ya obvio sin embargo deseando dejar bien en claro las cosas no dejando nada a la imaginación de esta peculiar joven, antes de volver a girar en media vuelta en busca está ves de un lugar en el cual tomar asiento y lograr de esta forma tener una plática más ‘amena’ con la contraria a quien esperaba le siguiera.

Pasó a sentarse el mayor en un tronco caído el cual ahora haría de silla para el mismo, haciendo una seña ligera a la contraria para que esta buscase un asiento. — ¿No planeas sentarte?, descuida que no muerdo —  Mientras este se cruzaba de brazos sin dejar de observar a la chica de ojos color miel en ningún momento. — Detállame la misión — Musitó a modo de orden, sin intentar sonar grosero, por el contrario, en un tono fuerte, sin embargo no en demasía, amable pese a estar dando una orden y tranquilo. Esperando que la menor le comentase lo que según ella trataba su misión, o bien la que le habían encomendado a ella. Esperando no enterarse de lo que ya sabía, sino ver qué idea tenía la menor de una de sus primeras misiones, y si esta era correcta o errónea, y de la misma forma guiarle para que no cometiese algún error en la misma, o bien quizá solo tratando de divertirse un poco con aquella peculiar forma de pensar suya.

Estaba un poco molesta por la forma de pensar de aquel pelinegro. No comprendía mucho a la demás gente y la forma en la cual estos se desenvolvían de sus cosas, sobre todo alguien como él. Tenía bastante claro que él era un rango, o mas bien, varios rangos mayor que yo por lo que tenía claro que debería de tenerlo respeto, pero era algo que para mi personalmente me costaba un montón el hecho de aceptar. Yo era una persona muy llevada a sus ideas por lo que siempre estaba buscando algo que hacer a la pinta mía, sabía que esto generaba problemas y estaba consciente perfectamente de aquello, por lo que intentaba llevar todo esto de una forma más amena posible, era difícil pero no imposible, al menos lo intentaría y sería más gentil.

— Supongo que tienes razón. — dije en un tono un poco hostil, pero ya cediendo un poco a las palabras de el hombre. ¿Que venía al caso actuar de una manera tan poco gentil? Bueno, sabía que no era culpa mía ni tampoco la de él por lo que tenía que mas o menos hacer un esfuerzo. Por lo que el hombre comenzó a moverse diciéndome que había que buscar un lugar más tranquilo. Suspiré e hice un gesto con mis hombros como diciendo "no queda de otra" a lo que segundos después comencé a seguirlo. Era alto, tenía una buena apariencia física por lo que esperaba que no fuese uno de esos hombres que abusaban de los rangos menores, aunque claro, yo no me dejaría tocar tan fácilmente. Por lo que tendría que conocerlo un poco más para poder llevarme un juicio más claro de este.

"Que raro es este tipo..." pensé entre mi. Mientras que caminaba centímetros atrás de el hombre. Por lo que después de unos minutos habíamos encontrado, o más bien, había encontrado él un árbol caído por lo que lo ocupó como asiento. Este me hizo una ligera seña diciéndome que me sentara y que no mordía. Un ligero sonrojo en mis mejillas se hizo notar por lo que giré mi cabeza para otro lado en forma de molestia — No me vengas con esas. — realmente me molestaba que usaran ese tipo de palabras conmigo. Por lo que siendo una orgullosa total, me crucé de brazos y lo miré fijamente a los ojos del contrario diciéndole — Puedo estar parada, no tengo problema. — dije en un tono bastante por así decirlo... ¿Tsundere?. Yo era bastante enojona y muy huraña en el sentido de relaciones, por lo que me costaba un poco entablar una conversación normal con el hombre.

— Básicamente es informar como está este lugar. No creo que sea mucho... — dije en un tono más calmado que antes. Por lo que lo seguía mirando, mientras que a mi cabeza se venían preocupaciones de lo que pasaba. ¿Estaría bien conversar con alguien como él así? Sabía perfectamente que era mi compañero, pero estar tan "poco formal" me era un poco incómodo para mi. Sabiendo mis ideales que eran bastante rectos y derechos.