Pequeño descanso {Priv. Christa}

Kaori apoyó su peso en una pared, observando la rara tranquilidad que había a su alrededor. Acostumbrada al peligro y a la adrenalina, los momentos de paz la hacían sentir en un momento completamente diferente, como si estuviera de nuevo en el pasado, junto con sus hermanos, juntando ramitas para la chimenea. Había estado entrenando muy duro hoy, estaba feliz de que por fin había llegado un pequeño tiempo en el que podía descansar, hasta que le tocara seguir con su entrenamiento. Soltó su largo cabello, el cual estaba atado en una coleta alta como la mayoría del tiempo, el cual cayó hasta llegar al final de su espalda casi. En su cabeza se podía observar a lo alto esa diadema de orejas de gato que la caracterizaban entre todos los demás soldados, que la hacían parecer 'extraña', ese regalo tan tierno que aún conservaba y conservaría. Apoyó una de sus piernas en la pared también con aires de tranquilidad, todo parecía estar bien, pero aún así no se quitaría el uniforme por nada en el mundo, el peligro puede estar en todos lados, siempre. Ninguno de sus compañeros estaba cerca, se sentía sola, pero no quería ir a buscarlos por miedo a que estuvieran ocupados, lo que menos buscaba ella era molestar a los demás.

Sacó una cantimplora con agua que siempre llevaba guardada y bebió un poco, era muy útil tenerla encima todo el tiempo, a veces en serio la necesitaba, cuando acababa de correr por un buen tiempo, por ejemplo. Subió al tejado de una casa y se sentó allí a hacer vigilancia de que todo estuviera bien, aunque dudaba que llegaran a haber problemas alguna vez en la muralla Rose, el estado de esta era completamente distinto al de la muralla María, la muralla Rose era un lugar seguro. Sin más, se dedicó a observar las nubes, mientras que jugaba con la coleta que usaba para sujetarse el cabello, enredándola entre sus dedos por entretenimiento.

Uno, dos, tres, cuatro...respiraba profundamente por la nariz y dejaba escapar el aire por la boca, todo esto a un ritmo lento; cinco, seis, siete, ocho... continuaba respirando mientras caminaba a pasos lentos por encima de la tierra; nueve y diez. Detengo mi caminar mientras soltaba el aire lentamente, regulando mi respiración. ¿Cuánto tiempo ya llevábamos entrenando? Unas cuantos largos minutos que me han parecido un suplicio, casi podría decir que duramos horas y horas entrenando, pero eso ya sería una exageración. Me arreglo el cabello y termino por amarrarlo en una cola de caballo baja, ya estaba comenzando a sentir calor y llevar el cabello suelto no era un buen remedio contra las altas temperaturas. Tiempo de descanso, al fin. Todos se retiran en busca de aire y agua para refrescarse y volver en unos minutos al duro entrenamiento requerido para miembros de la Legión de Reconocimiento, el cual está resultando ser más duro de lo que esperábamos. Con pasos lentos y casi arrastrando los pies, voy en busca de mi cantimplora de agua y la abro enseguida, comenzando a tomar grandes sorbos del refrescante y frío líquido que salía del recipiente. Y de repente, ya no había más— ¿Ah? —agito un poco la cantimplora, esperando que saliera una gota y nada...estaba completamente vacía y yo aún tengo sed. Por suerte, podemos rellenar esta así que me dirijo a rellenar la cantimplora, pero otros legionarios se me adelantaron y ya se habían acabado el agua. Suelto un suspiro, me cuelgo la cantimplora y salgo a dar un pequeño paseo antes de volver a entrenar, tenía que despejar la mente.

Por suerte es un día tranquilo y sereno, aunque bastante caluroso. Tenía ganas de quitarme la chaqueta del uniforme y demás cosas pero está prohibido. Entonces se me ocurre una gran idea: subir a cualquier tejado y quedarme ahí antes de volver, allá arriba sopla mejor el viento. Además, dudo de encontrarme con alguien allá arriba, así que será un tranquilo descanso. Con ayuda del equipo de maniobras tridimensionales, subo al tejado más cercano y al parecer, el más seguro que he visto. La fuerte brisa me recibe apenas pongo un pie en las tejas, y debo admitir que es lo más refrescante que ha pasado por mi cuerpo en todo el día, además del agua, claro. Cierro los ojos por breves momentos, sintiendo como mi cabello se movía con el viento. Y cuando abro los ojos, noto que no estoy sola en este lugar, otra legionaria tuvo la misma idea que yo y se adelantó en los hechos— Ah, ah... perdón, no sabía que ya estaba ocupado. Si quieres puedo marcharme —le digo un poco nerviosa, no había hablado con ella antes, así que no conozco su forma de ser. ¿Y si es alguien que no le gusta conversar ni que le agrade mucho la compañía? Entonces debería irme, ya que fui yo quien perturbó su paz; sin embargo, prefiero esperar su respuesta, tal vez sea alguien agradable.

OFF:

Esos pocos momentos en los que su cabeza se despejaba, eran los precisos en los que comenzaban a inundarla los recuerdos y promesas que había hecho en el pasado, mayormente teniendo que ver con sus hermanos, ya que con ellos compartía el día a día, además de que siempre fueron su razón de felicidad instantánea. Se cuestionaba a si misma si ellos estarían orgullosos de verla estando en donde estaba, peleando por la humanidad y por el bien común en contra de los titanes, cobrando venganza a esos seres monstruosos que les habían arrancado la vida a tantas personas de manera cruel, a Nilla entre ellas. De sus labios escapó un suave suspiro, le gustaría poder tener el control del tiempo y el espacio, si pudiera pedir un deseo sería tener ese poder bajo su control, y así interferir con su yo del pasado para no dejar atrás a su hermanita, para que ella en la actualidad pudiera ayudarla a vencer titanes. Lamentablemente, estaba soñando muy alto, ya que no vivía en un mundo de fantasía ni en un cómic, vivía en el mundo real, donde los super poderes asombrosos son inexistentes.

Ese árbol de recuerdos que se estaba formando frente a sus ojos, en su amplia mente, se vio forzado a interrumpirse cuando oyó un leve sonido. Alzó la mirada, observando a una chica de cabellos rubios, que parecía ser alguien de aspecto tranquilo e inofensivo. 'Si quisiera atacarme, Ya lo habría hecho' Murmuró para sus adentros, mientras que esa voz interna que solo ella misma podía oír leía sus pensamientos. Algo que pudo notar fue el uniforme de esa chica, lo que le dio bastante seguridad, eran del mismo equipo, por así decirlo. - Hola~ - Saludó suavemente, con una cordial sonrisa. Cuando la rubia se dirigió a ella, la notó nerviosa, angustiada, ¿Por qué sería eso? Quizá solo era tímida, un problema con el que lidian muchas personas cotidianamente. - Tranquila, no voy a morderte - Acotó, riendo levemente. - Y no tienes por que marcharte, Hay espacio para dos por aquí - Sonrió con tranquilidad. Se puso de pie, ya que hasta hace poco se había sentado para descansar las piernas. - Soy Kaori - Le parecía haber visto a esa chica antes, pero intuía que hasta ahora no había tenido la necesidad de hablarle, o simplemente no se había dado antes el momento.

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