Armin Arlert - Casting

No me importa morir si muero siendo útil. Al fin y al cabo, nadie sobrevive para siempre, aunque sí es cierto que el tiempo y la esperanza de vida de una persona pueden alargarse dependiendo de unas determinadas condiciones. Y en este caso, la condición es que nosotros, la Legión de Reconocimiento, consigamos hacer frente a esos terribles titanes con el fin de salvaguardar el bienestar de la casi extinta población: no podemos rendirnos ahora, por muy duro y cruel que se vuelva todo.

Sin embargo, ¿es ésa la única razón por la que me alisté en contra de esos monstruos? ¿Para cuidar de las personas que no pueden defenderse solas? En absoluto. Desde el principio creía que vivir entre las murallas sería suficiente, por muchas ganas que le pusiera al hecho de querer salir y conocer el mundo exterior. Pero jamás ha sido suficiente. ¿Qué es la libertad? ¿Dónde se ha ido? ¿Luchamos por protegernos a nosotros mismos o por protegerla a ella? ¿Seremos capaces de cumplir nuestros objetivos algún día?

Eren, tanto tú como yo sabemos que más allá de las murallas hay un mundo maravilloso que está esperando a que la humanidad logre ganar esta guerra para mostrarnos sus enigmas. A pesar de los encontronazos con aquellos matones que me calificaban como “hereje” cuando éramos pequeños, tú siempre me has defendido y apoyado: siempre has compartido mis inmensas ganas de viajar en busca de lo desconocido, y sólo destruyendo hasta el último de los titanes podremos hacer realidad nuestro sueño.

Aún así, esto me quedaba demasiado grande. Un inútil debilucho como yo no tendría oportunidad alguna de encarar tan siquiera a un titán de cinco metros; pero, sin apenas darme cuenta, me alisté de todos modos. ¿Por propia voluntad? Es posible, aunque tengo claro que si no hubiera sido por ti o por Mikasa, nunca me habría planteado la idea de alistarme en la Legión de Reconocimiento. Pero ya no hay vuelta atrás: nuestra libertad está un paso más cerca de hacerse realidad. Y con ello, a un paso más cerca de la muerte.

¿Cuál ha sido el precio de esta decisión? ¿Qué hemos tenido que dar a cambio de defender nuestras vidas e integridad? La respuesta es clara, y el gran número de bajas no ha dejado de aumentar. Todos los conocidos, compañeros e incluso cercanos amigos han probado de cerca el frío sabor de la muerte. A cada titán destruido y con cada botella de gas gastada en nuestros Equipos de Maniobras Tridimensionales, nos encaramos sin darnos cuenta a nuestro final.

No voy a mentir: vivo atemorizado, aunque esta situación no se parece en nada a eso que antes era llamado ‘vida’. La sola idea de arriesgarse a morir ante los titanes te hace querer abandonar. Por suerte, sabes que tu grupo no dejará que mueras, al igual que ellos saben que tú tampoco los dejarías morir. ¿Conseguiré serles de ayuda? ¿Podré sentirme útil por una vez? Nadie conoce el resultado de nuestros hechos presentes en el futuro, pero si he de morir, espero que sea sirviendo de utilidad a un gran equipo.