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"La sabiduría de la flor de Loto" {Eléftheros}

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Mensaje por Narración Jue Jun 13, 2013 7:08 pm

Era un día muy calmado en una de las salidas ajenas al distrito Shinganshina, puesto que cómo se podía remarcar con suma facilidad, este había sido dañado de una manera temible. Los ojos de los soldados casi siempre se iban directos a las situaciones más importantes de la actualidad pero esa vez era diferente, todo cambiaba. ¿Quien pensaría que un par de personas se emocionaría a salir de la zona segura, sabiendo que en el exterior y apenas en la salida habría un tipo muralla de titanes? Al parecer ... ellos sí. , un miembro Élite de suma importancia en la legión de reconocimiento y una Miembro normal, de misma importancia. Nombres raros para un par de pupilos. Estos chicos iban a ser acompañados por un cuarteto de aprendices los cuales no iban con un propósito ajeno a aprender. Querían saber del élite todo lo posible para destacar entre los demás de la legión de reconocimiento.


El capitán movió las manos, divisando a los chicos que estaban cerca. La puerta comenzó a moverse con un ligero cambio de peso en las cuerdas; Las cuales ocasionaban su apertura. Como último, el capitán se acerco hacia ellos, era un líder provisional puesto que en los tiempos de injurias no podían contar con muchas personas que se dieran el encargo de liderar. Debido a que todos estaban residiendo en Shinganshina. No había mucha gente alrededor, si no más que un par de campesinos que veían  todo con atención. Incluyendo el bello bosque que se podía divisar con un ligero movimiento de ojos. Este parecía estar completo de humedad y libre de una forma total de titanes. La misión de los chicos era sencilla, traer un par de flores del exterior para el análisis de los doctores/científicos que permanecían interinos en el muro. 


Última edición por Sexy Narrador el Mar Jun 25, 2013 12:32 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Eléftheros Mar Jun 25, 2013 11:46 am

Las puertas se abrían una vez más para los valientes exploradores que, de nuevo, iban a salir del territorio humano para enfrentarse a los titanes en pos de continuar avanzando en la batalla contra los titanes. Hoy, no obstante, las cosas no llevarían a un combate si era posible. Explorar la flora que sobrevivía junto a los titanes era la misión que se les había encomendado. Extraer algunas plantas y devolverlas al interior de los muros para analizarlas y poder estudiarlas.  Un trabajo que podría resultar estúpido e indigno para el ser noble que había dejado todo atrás excepto el orgullo y se había alistado en el único cuerpo del ejército que salía fuera del territorio dominado por los humanos.
Eléftheros era un hombre lejos de ser corriente. No portaba el aspecto que debería llevar alguien de su clase, ni siquiera estaba en el lugar que le corresponde, pero ahí estaba, montado en un caballo como un soldado más dispuesto a dar su vida en pos de que la humanidad consiguiese dar un paso más hacia la libertad. ¿Por la humanidad? El chico de cabello tan rubio que pudiese ser confundido con el color de la plata blanca no luchaba por el pueblo, no luchaba por los hombres, mujeres y niños que vivían como pajarillos enjaulados. Ni siquiera estaba dispuesto a dar su vida por nadie. Él solo luchaba por seguir vivo, por disfrutar de la libertad y la inexistencia de leyes. Luchar, adaptarse, sobrevivir… Todo ello con solo un objetivo: volar. Volar libre de todo y sentir la caricia del viento en su rostro mientras se movía con ese equipo que todos los soldados llevaban. De ahí su nombre, de su mayor anhelo.
Por suerte para él, su misión no solo era la de recolectar, también lo era de proteger. En el hipotético caso de que se tuviese que entrar en combate por cualquier motivo, él sería el encargado de acabar con las amenazas y de proteger al grupo lo mejor posible en pos de reducir bajas y permitir que la misión fuese un éxito. Una tarea más acorde con sus deseos y habilidades, pues él era lo que a efectos prácticos se podría llamar un “asesino de titanes”. Ahí era donde había centrado todos sus esfuerzos durante el adiestramiento, en mejorar y maximizar sus habilidades con el equipo de movimiento tridimensional, lo que él consideraba “sus alas”. Unas “alas” que, si bien tenían algunas imperfecciones y restricciones, sí le permitían emprender el vuelo y moverse por cualquier lugar donde quisiera sin tener porqué colocar los pies en el suelo, pies que solo servían para moverse entre las tres dimensiones de las que se componía el espacio. Solo en el momento en el que clavaba el arpón en cualquier superficie y se balanceaba, solo en el momento en el que la gravedad no era más que una fuerza que lo impulsaba hacia abajo dándole más velocidad para poder subir al cielo, era cuando se sentía verdaderamente libre, verdaderamente feliz. Para él, el único invento que de verdad había merecido la pena construir, era ese que llevaba en la cintura y muslos. Solo con esos dos, el hombre era capaz de cumplir su sueño: volar.
Estaba ciertamente ansioso. Siempre lo estaba cuando venía esa puerta subir y desplegarse ante él el mundo abierto, el mundo exterior, el mundo. Sabía que, más allá de esa puerta, las leyes y los organismos ya no existían, sabía que una vez pasasen por ahí todo era sobrevivir, todo era habilidad, adaptación, fuerza, voluntad… Ahí fuera no valían los títulos, no valían las riquezas, las posesiones y los patrimonios. Ahí fuera solo podría sobrevivir el más fuerte, el que mejor supiese matar a los titanes y pudiese llevar una vida en un territorio completamente hostil. Ahí ya no importaba su nombre o el de su hermano, ahí eran solo él, y sus habilidades.
Durante los cinco años que había pertenecido a la legión, había estado entrando y saliendo de los territorios humanos y había estado ya en incontables ocasiones al borde de la muerte cuando se trataba de estar muy alejado de los muros. Las misiones que más había llamado su atención eran aquellas que duraban semanas fuera del territorio humano, las únicas en la que él llegaba a admitir cierto interés. Cuanto más se alejaban, cuanto más en peligro estaba su vida, más vivo se sentía, más libre de las cadenas que le había puesto la sociedad, que le había puesto su familia desde su nacimiento por ser el hijo de la tercera o cuarta esposa de un hombre que ya había muerto en extrañas circunstancias y que no podía heredar más que un triste y muy anciano caballo que no podría ni empezar a galopar delante de un titán. Una herencia estúpida para una persona a la cual habían obligado a estudiar toda su vida y al que habían tratado más como un sirviente antes que como a un Rosencreuz.
Estaba ansioso, demasiado ansioso por salir ahí fuera y volver a luchar una vez más.
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Mensaje por Narración Mar Jun 25, 2013 3:28 pm

Una vez fuera de aquellas murallas que protegían o mejor dicho hacían tan solo la idea de ser protección a la humanidad estaba el verdadero mundo, un mundo cruel, despiadado y lleno de peligros que acechaban conforme a cada paso que se daba al adentrarse en aquella jungla a la cual vulgarmente se le llamaba mundo, un lugar salvaje, pese a que no hacia siquiera falta salir de las murallas para toparte con aquella crueldad todo era igual, y si los titanes no eran quienes causaban la muerte de los humanos, a fin de cuentas ellos mismos terminarían causando su propia extinción, cavando su propia tumba. Un mundo que aun en cierta forma se consideraba ahora inexplorado por la humanidad pese a que hacia tan solo 5 años atrás pertenecía a su territorio a salvo, ahora solitario, tan solo habitado por animales silvestres que gracias a aquella gran apertura provocada por los titanes en el muro pasaban sin problema alguno como si aquel pedazo de tierra hubiese sido desde siempre parte de su hogar.

La legión de reconocimiento ahora fuera, en lo que ahí dentro se consideraba el verdadero mundo y del cual estaba prohibido hablar o tener siquiera la idea de salir sin ser parte de aquel peculiar grupo de suicidas que deban la vida por un intento de recobrar aquella dignidad que cien años atrás la humanidad perdió, sin recompensa y siendo vistos por el resto de los habitantes de Sina y Rose como gente que se ofrecía como comida de titanes, incluso considerados por algunos otros como héroes, ¿sería eso cierto? . En definitiva ellos no eran héroes, y estaban lejos de serlo, en aquella crueldad de mundo, era difícil en solo hecho de pensar siquiera en serlo. Pero ellos lo intentaban, dando su vida para lograr ver un avance en la humanidad y en su pronta recuperación de lo que antes fue plenamente suyo. Una vez avanzado un largo tramo del camino hacia su meta, la tranquilidad que dominaba los alrededores, se vio totalmente pérdida, un paseo tranquilizador por Maria, a salvo de titanes que pudiesen ser potencialmente peligrosos para la misión, disfrutando de un paisaje y vistas increíbles, que se vieron interrumpidas por la terrible verdad que hacia la vida de la humanidad imposible tras los muros.

Un titán de más de quince metros, con facilidad llegando a los veinte anteriormente escondido ahora se hacía presente frente a aquel reducido grupo de miembros de la legión, hambriento, y con su mirada fija en estos mismos, comenzando a avanzar y reducir la distancia para atacar, sin cautela ni precisión, por el contrario a pasos torpes y rápidos, sin la preocupación de espantar a su presa, por el contrario le parecía dar igual, a fin de cuentas terminaría por atraparlos a todos y comerles.
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Mensaje por Eléftheros Miér Jun 26, 2013 6:34 pm

Tranquilo, bastante tranquilo. Demasiado. El viaje por el exterior de las murallas no había tenido ningún tipo de inconveniente durante la mayor parte de su trayecto. Los caballos galoparon durante el instante inicial sin mirar atrás mientras los soldados de las tropas estacionarias mantenían a raya a los titanes en los primeros metros de trayecto hasta que los miembros de la legión se perdieron en el horizonte, de vuelta al territorio que una vez fue suyo y el cual los seres amorfos e infernales que eran los titanes les habían arrebatado hacía 5 años ya. Un territorio que antes era considerado como el límite del mundo humano, de la tierra de los humanos y que se conocía como la periferia. Esa periferia hoy día era solo otra porción de tierra arrebatada a los humanos para que los titanes pudiesen andar a placer por ella.

Era ciertamente curioso lo que había ocurrido. Un día toda esa tierra era considerada parte de la humanidad, un lugar donde se podía prosperar e iniciar una vida sin preocupaciones algunas en lo que a los titanes se refería, y era uno de los puntos más comunes desde los que la legión solía salir a expediciones extramurallas para intentar conseguir información y demás elementos importantes para la supervivencia humana de cara a volver a ocupar la tierra perdida. Hoy, no obstante, solo era el punto más alejado de ellos y el objetivo de su estrategia de reconquista, la cual no tenía forma de llevarse a cabo por culpa de que los titanes no dejaban de aparecer por ese lugar.

Eléftheros iba montado en su corcel de una forma un tanto extraña para lo que era lo normal en todos. Montaba con una postura muy rígida en la que se mantenía erguido, una postura que hacía denotar que se creía un ser superior a todos los que le rodeaban. En cierto modo era así, él era nobleza, aristocracia, poseedor de un nombre de poder. Ello, no obstante, no lo sabía nadie y a nadie le importaba una vez salían más allá de los muros que los protegían contra los titanes. Ni siquiera le importaba a él mismo su nombre real a día de hoy. Solo quería acabar con los titanes. Seres que no aparecían por ningún lado, permitiendo que el viaje fuese de lo más tranquilo y placentero posible para todos aquellos que no querían vérselas con esos seres monstruosos que requerían sacrificios para ser abatidos.

Por suerte para él, mientras estaban tan tranquilos en un campo lleno de flores con un par de escasos árboles que acompañaban unas casas de madera tomando las muestras que les hacía falta para mandarlas de vuelta al interior del territorio humano, un titán de más de quince metros había aparecido y se estaba dirigiendo hacia ellos sin ningún tipo de plan fijado más que el de arremeter contra ellos para devorarlos y acabar con sus vidas mientras llenaba su estómago, una acción vital para los humanos pero completamente innecesaria para los enemigos de la humanidad.

Sin pensárselo dos veces y sin apenas preocuparse de que estaba en completa desventaja por culpa de las pocas superficies elevadas en las que poder usar su equipo de movimiento tridimensional, montó en su caballo de nuevo tras haber desmontado para estirar un poco las piernas y comenzó a galopar hacia el titán con una sonrisa en la cara. La situación no era la idónea, pero él se había esforzado mucho en practicar situaciones así. Su idea era muy simple y sencilla: Se acercaría lo máximo posible al titán y empuñaría ambas armas a la par que se colocaba para saltar de su montura en el momento idóneo. Acto seguido apretaría los gatillos para lanzar uno de los arpones y ladearía un poco su cuerpo para después activar el gas que lo propulsaría por uno de los lados del titán. La altura de este permitiría clavar el arpón en su abdomen manteniendo el cable no muy corto como para ser alcanzado por los brazos del titán y no muy largo para acabar yendo por el suelo. El movimiento y el ángulo permitirían que, una vez soltase el arpón, la inercia lo llevase hacia el cielo a la espalda del titán. En ese momento, lanzaría los dos arpones en la nuca del ser gigantesco para luego impulsarse hacia abajo con ambas cuchillas en la mano. La velocidad alcanzada y aumentada cada vez más por la propia gravedad y el impulso del gas harían posible que las hojas de las espadas penetrasen profundamente en su cuello y cortasen justo la zona que debía cortar para asesinarlo.

De haber podido realizar las cosas tal y como tenía planeado y ensayado hasta la saciedad, se podría haber visto una batalla corta y rápida donde el titán apenas habría tenido posibilidad contra el hombre rubio que volvería en ese entonces a su montura dejando detrás el cadáver de un titán gigantesco que se iba evaporando tras morir. El movimiento del noble habría sido hermoso, siendo que podría verso cómo su cuerpo ascendía y se movía en el aire con completa tranquilidad y como si fuese lo más normal del mundo, solo para acabar con la muerte de ese ser rápidamente haciendo que en un instante dejase de ser visto el humano y la sangre empezase a salir de la nuca del titán justo en su punto débil. Aunque lo más bello de todo eso, habría sido el momento en el que ascendía, el momento en el que las alas de la libertad del emblema de su espalda no solo habrían sido un dibujo, sino que habrían sido alas de verdad que permitían mandar a un hombre al cielo para volar libre como un pájaro y ayudarlo a acabar con ese monstruo que robaba su libertad.
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Mensaje por Narración Jue Jun 27, 2013 11:38 am

El silencio se hizo presente al mismo tiempo que el Titán avanzaba hacia aquellos... ¿Héroes? Se hacían llamar así, o al menos, varios de los presentes pensaban con altivez que lo eran por atreverse a salir por las puertas del muro que separaba a la humanidad del mundo exterior. No estaban ni cerca de serlos; aun siendo los más fuertes de su promoción, pocos podían llegar a hacer algo que mereciera de verdad ser llamados así. Eran cobardes, de mente flexible. Muchos no conocían la verdadera crueldad con sus propios ojos, no sabían lo que era vivir en el infierno e ignoraban como sería vivir en esta. Por eso, al vivirla, se alertaban; su mente les decía que su vida llegaba al final, que no había nada que hacer. Por esa razón, eran débiles. No eran capaces de enfrentarse en combate con la muerte, solo se daban por rendidos cuando la veían de frente, llamándolos de manera tenebrosa pero llamativa.

Todos se quedan quietos, helados del miedo. Se han rendido, y le entregan su alma a la muerte sin rechistar ni un poco. Es su primera vez en las afueras de los muros, en donde creyeron estar seguros durante muchos años. Preferían estar a salvo dentro de las grandes murallas, pero la curiosidad por conocer lo que antes les pertenecía los carcomía, y otros, simplemente, salían para ganarse el respeto de la demás gente. Quizás, solo quizás, debieron quedarse adentro, sin peligro alguno. Y de paso, que otras personas más dispuestas se hicieran cargo de encontrar una flor por la que no valía la pena morir.

Y el sonido del Titán cayendo, completamente rodeado de humo, se hace escuchar. Nadie hace nada; están paralizados aún, a pesar de saber que el humo es una buena señal para su supervivencia en esos lugares. Poco a poco, el humo se va disipando, mostrando la figura de aquella persona que los salvó, el único, al parecer, que sí merecería el título de héroe en aquellos momentos. Su ataque había sido preciso y rápido, acabando con la vida de un Titán de quince metros con un solo ataque limpio.

Pareciera como la llama de salvación para aquel grupo a la deriva. Las mentes de los demás se abrieron, entendiendo que si podían llegar a considerarse héroes, pero solo con la condición de que debían entregarse a la batalla y no dejar que la muerte llegara de manera tan fácil. Ahora están dispuestos a hacer algo, y ese algo llegaría ahora, cuando varios Titanes más aparecen al escuchar el estruendo de uno grande cayendo. Por suerte, hay varios pequeños, como para empezar a recobrarse en su contraataque, y dos grandes, de 15 metros.
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Mensaje por Eléftheros Sáb Jun 29, 2013 5:16 am

Ya estaba hecho. Solo un corte, solo un instante. El viento había corrido a apartarse del camino del chico de un rubio que imitaba la nieve y le había permitido acabar rápidamente con su presa. Ni siquiera había tenido tiempo a acercarse a escasos centenares de metros al grupo de exploradores extramurales antes de caer al suelo con la cabeza casi decapitada por las hojas de las espadas. Una victoria para la humanidad, que había logrado acabar con uno de esos titanes sin ni una sola baja. ¿Sería esta la primera misión con contacto en la que no muriese ningún explorador? ¿Sería la primera vez que se pudiese decir que la humanidad había ganado una batalla? Quizás para muchos la respuesta fuese “Sí”, pero para él esa muerte solo era una reafirmación de su voluntad de vivir, de lo mucho que estaba dispuesto a pelear ante la muerte y no dejar que el miedo lo tomase. Otra victoria más. Otro pago que había realizado para seguir vivo otro día más. Al instante la imagen del titán se borró de su cabeza y retomó su montura para volver con el grupo que había dejado atrás. La ley de la selva, matar o morir, comer o ser comido, pagar o ser la moneda.

Tranquilo como si no hubiese pasado nada, el hombre que ansiaba la libertad volvió con su grupo montado en su caballo con una postura que podría transmitir prepotencia, chulería, egocentrismo… Pero todos lo permitían, había demostrado con creces que estaba por encima de ellos en lo que a voluntad se refería, había demostrado con actos y no con palabras, que él luchaba por la libertad, por ver un nuevo mañana. Ahora todos veían en su postura a la hora de montar no la prepotencia que le habían atribuido al principio, sino la carencia de miedo al enfrentar a la muerte. Si hiciesen autocrítica podrían ver que habían adoptado enfoques cobardes, que tenían miedo a morir y eran incapaces de hacer nada ante ella. Él no, él rebosaba confianza en sí mismo. Sabía que, si lo deseaba, cualquier enemigo caería ante él.

De pronto, la calma que esperaba que hubiese se vio interrumpida al aparecer una serie de titanes menores acompañados por dos de quince metros. Era espantoso que hubiese tantos de esos seres juntos en una misma área. Ahora no podían depender de que el noble los protegiese, él no era un ser omnipresente. Debían pelear, y eso él lo entendía muy bien en el mismo momento en el que alzó la voz. –Dividíos en parejas.- Gritó desde su montura mientras su caballo se ponía a dos patas respondiendo a las exigencias de su jinete. Él no era capitán ni gustaba de liderar a nadie, incluso había un oficial asignado a la misión pero, cuando las cosas se ponían serias, le era imposible quedar callado. No conocía las habilidades individuales de los hombres a los que, por puro instinto, iba a comandar, por ello no los iba a mandar a morir al lanzarlos de cabeza al combate. No le convenía empezar a perder peones. –Son torpes y los caballos rápidos. Montad y distraedlos.- Su voz era potente, llena de fuerza, tenía sin duda alguna capacidad para liderar hombres en la batalla, de inspirar valor a sus hombres y levantarlos a pelear cuando todo pareciera perdido. ¿Por qué un hombre como él se contentaba con ser un simple miembro de la legión y no aspiraba a más? –El objetivo es dar tiempo a los recolectores. Cuando tengan las muestras nos vamos.

Dadas las órdenes de una forma que no debía darlas, (él no estaba al mando, con lo que no estaba autorizado a ello) Eléftheros se apresuró con su montura a enfrentar a los dos titanes de quince metros. Sabía de sobra que los pequeños suponían menos superficie por la que clavar los arpones, con lo que un enfrentamiento contra ellos sería complicado. Más si venían en gran número. Los más grandes, no obstante, eran un blanco muy fácil, pues le permitían moverse con mucha tranquilidad sobre ellos y atacarlos. Así pues, repitiendo como con el anterior titán caído, se acercó a ellos hasta que la longitud del cable no fuese excesiva y lanzó uno de los arpones al hombro por el cual podría rodear al titán sin verse en la necesidad de esquivar al segundo. Saltó y trazó el arco para quedarse detrás de este y tener a tiro su punto débil. Posteriormente lanzó ambos arpones no al titán que rodeó, sino al que estaba a su lado, y se impulsó en línea recta ganando una gran velocidad gracias al impulso del gas y buscó cercenar el punto débil del titán para acabar con él de un solo golpe. De salir bien la jugada, uno de los arpones quedaría aún clavado en el titán y le permitiría trazar un movimiento circular con el que volvería a estar de frente a la espalda del primer titán. Soltó el arpón del titán que debería de estar cayendo muerto al suelo y lanzó ambos arpones para clavarlos en la carne del titán y volver a trazar una trayectoria rectilínea a gran velocidad en pos de acabar también con este.

De haberle salido el movimiento como deseaba que le saliese, y de haber podido matar a ambos titanes tal y como él quería, el que lo hubiese visto habría presenciado una batalla corta en la que el humano parecía superior a esos seres descomunales, era como si hubiese nacido con unas alas de nubes blancas en su espalda y hubiese descendido del cielo para ayudarlos a sobrevivir. La elegancia de los movimientos y lo sencillo que parecían cuando los hacía él, daban a mostrar una especie de mágico espectáculo en el que la sangre, salida a presión de los cortes realizados con esas hojas de metal reforzado, simbolizaba la libertad de la humanidad y su victoria por encima de esos seres espantosos que los habían recluido tras esos muros. Ese hombre, cuando volaba por el cielo sin preocupación alguna y con sus armas en las manos, le había justicia a su nombre.
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Mensaje por Narración Mar Jul 02, 2013 6:00 am

No había nada que hacer. El comandante de esta misión no podía hacer nada; solo escuchar las ordenes de aquel hombre y ponerlas en práctica. No podía negarlo, en ese momento él estaba siendo inútil, poco eficiente para ese puesto. No se lo merecía, y eso lo había entendido cuando también había ofrecido su insignificante vida a los pies del Titán apenas verlo. Se había aterrorizado, al igual que cualquier principiante, cuando él debería ser el que les diera valor a los demás demostrándolo con acciones; justo como había hecho aquella persona.

Después de recibido las indicaciones del único miembro capaz del grupo de búsqueda, el verdadero comandante afirmó las indicaciones, dando claro que hicieran lo que aquel decía. Y así, la llama de esperanza de una victoria de la humanidad se acrecentó. Tenían miedo, y eso no lo podían negar, pues eran humanos al fin de cuentas. Pero el miedo no les importaba ahora, pues en ese momento no era lo que comandaba sus cuerpos, sino la valentía y ganas de vivir. Justo como les habían ordenado, se dividieron en parejas rápidamente, para luego hacer su contraataque. Habían llegado muchos Titanes pequeños, pues la cantidad grande de gente les había llamada la atención. Seguirían viniendo hasta que encontraran la dichosa flor y pudieran retirarse de nuevo hacia la seguridad que aparentemente daban los muros.

Solo había dos Titanes de quince metros, como pudo notar el comandante. Y antes de que se diera cuenta, ambos cayeron a la par, soltando humo por todas partes. De nuevo, aquel hombre había hecho una hazaña que muchos no se atreverían a tratar, ya que ponía en riesgo sus vidas. Pronto empezaron a caer otros Titanes de los pequeños, pero más aparecían.

Llegó un grupo de seis Titanes de quince metros justos, cinco formando un circulo y dentro otro, que era protegido por los demás. Ningún árbol cercano era lo suficientemente alto como trepar hasta su cuello, lo que complicaba todo. Y más Titanes pequeños llegaban, de cualquier dirección, lo que empezaba a preocupar a los demás miembros que poco a poco se quedaban sin energía y gas.
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Mensaje por Eléftheros Miér Jul 03, 2013 7:40 am

Dejó salir el aire de sus pulmones expulsándolo por su boca y luego miró a todos lados mientras descendía de vuelta a su corcel para tener referencia de cómo iban las cosas. Algunos soldados se habían visto en la necesidad de entrar en combate y habían logrado reducir la carga de enemigos en las proximidades. Sabía ya por la altura ganada por su vuelo que se acercaban más titanes en las proximidades, que algunos titanes fuesen cayendo solo suponía un alivio al momento de que estos llegasen. Una vez en su caballo ya, se acercó al grupo encargado de la recolección y les ordenó darse prisa con lo que quisiera que debieran hacer. A más tiempo pasado, más problemas tendrían a la vuelta. O, incluso, más problemas tendrían siquiera para dejar el lugar.

Las cosas marchaban bien, todo en acuerdo a lo que su mente había ideado. No le estaban llegando noticias de que algún soldado hubiese caído, lo cual quería decir que aún tenía todas las piezas en la partida sobre el tablero. Se preguntaba cuánto faltaba para poder dar el “Jaque Mate” definitivo en lo concerniente a esta misión. De pronto, una noticia llamó su atención más de lo que cupiere esperar. Una agrupación de titanes de quince metros había aparecido en el horizonte y parecían llevar una formación de movimiento, muy normal cuando se protegía a alguien designado como “importante”. - ¿Excéntricos? ¿Tan cerca de María? – Se preguntó a la par que le brindaban la información. No era natural que los titanes fuesen en formación, no podían ser normales. Debían ser excéntricos, titanes que desafiaban el comportamiento natural de sus semejantes y se volvían impredecibles. Pero había un detalle que no le gustaba nada al soldado de un rubio casi níveo.

- ¡Todos los que no están luchando, aquí! – A viva voz gritó la orden para ser escuchado por todos aquellos que no seguían peleando contra los titanes y, una vez estos se acercaron, procedió a volver a hablar.- Las cosas se complican y estamos faltos de recursos –inició. Estaba consciente de que luchar en un entorno sin árboles que permitiesen reducir el consumo de gas suponía un gasto muy elevado a la hora de pelear. Sobre todo cuando los enemigos poseían poca altura. – Vamos a formas dos equipos: Alpha y Charlie. El primer equipo lo formarán aquellos que en formación obtuvieron calificaciones extraordinarias en el uso del equipo de movimiento y mejor sepan racionar el gas; Charlie será formado por aquellos que tengan habilidades sobresalientes de asesinato, y nos dividiremos en dos grupos, Charlie-uno y Charlie-dos, siendo el segundo un pequeño grupo de élite conmigo como capitán. El resto de soldados formará el equipo Theta, que se encargará de distraer y eliminar a los titanes más pequeños. – Nueva pausa. En su cabeza estaba dibujando en vista de pájaro la formación de los titanes y el cómo iba a mover a los hombres a su cargo. Era una situación anómala y no podía simplemente correr y andar dando piruetas por el aire como un loco.

- Nos enfrentamos a una formación enemiga de seis titanes de quince metros. – Omitía deliberadamente el hecho de que posiblemente uno de ellos fuese un excéntrico. O quizás lo fuesen todos. Según él, los soldados no debían conocer necesariamente toda la información, su función era seguir órdenes.- Alpha se encargará de penetrar a caballo en la formación enemiga y buscará romper la formación enemiga para que Charlie-uno pueda acabar con los titanes guardianes. Charlie-dos permanecerá conmigo hasta tener a disposición al titán del centro para poder reducirlo amputando sus extremidades. En caso de no ser posible romper su formación así, Alpha sacará sus espadas y cortará los tendones de las piernas de los enemigos para obligarlos a adoptar posturas que nos permitan escalar hasta ellos. ¡Manos a la obra!

No esperaba grupos muy numerosos en los dos que iban a pelear contra los de quince metros, mucho menos esperaba acabar sin bajas la misión. Si tenía ese pensamiento es que era tonto. Si todo salía según lo planeado, los cinco titanes que protegían al central caerían tarde o temprano y el equipo de élite podría reducir al titán central y mantenerlo inofensivo el mayor tiempo posible hasta que pudiesen llegar exploradores con equipos de captura. Para ello escogió al azar a cuatro personas y les mandó ir de retorno al interior de los muros con un mensaje para el comandante. Habían hecho contacto con un excéntrico extraño y estaban manteniendo la posición lo máximo que podían mientras esperaban a que se mandase a soldados con equipos de captura.

Eso era, al menos, todo lo que permitía saber a los soldados que estaba comandando. Él no era un hombre que valorase la vida de los otros por encima de nada más. Ni era esa clase de persona ni veía a los demás como seres a su altura. Él era nobleza, aristocracia, superior, mientras el resto eran solo hijos de vasallos, de campesinos o ciudadanos con títulos de cortesía dados para que sirviesen de carnada para proteger a los del distrito central. Él tenía el derecho divino de usar sus vidas como le satisficiere*. Su principal motivación para entrar en combate no era la de acabar con los titanes y esas cosas que sí tenían esos soldados dentro de su cabeza, él deseaba estudiar a su enemigo, descubrir lo que fuese posible de este y, luego, acabar con su vida una vez no le fuese útil, al igual que estaba haciendo con los hombres y mujeres a los que les había dado instrucciones. ¿Se podrían morir? ¿Se perderían vidas? ¿Quedarían madres destrozadas al perder a sus hijos? Pse, eso era algo que le venía sin cuidado, algo que no le importaba lo más mínimo. A su forma de verlo, deberían estar agradecidos de poder morir luchando bajo sus órdenes.

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Mensaje por Narración Lun Jul 08, 2013 10:06 am

Hay que admitir que la estrategia era buena, muy buena realmente. Los cabalgantes se encaminaron rápidamente así como el grupo Alpha quienes eran seguidos rápidamente por parte del equipo Charlie uno. La estrategia había hecho que los miembros de tu escuadrón mantuvieran las esperanzas en alto al menos por el momento, creyendo ciegamente en que si seguían tus órdenes podrían conseguir la victoria frente a algo que muchas personas creerían sería suicida. El grupo Theta, así como lo habías ordenado se dirigió de manera directa a los grupos de aquellos pequeños titanes. Dígase pequeño por la altura que éstos presentaban ya que, a fin de cuentas, en número éstos superaban considerablemente a los otros, siendo un total de, aproximadamente, unos nueve o diez visibles pero aparecerían más y más a medida que el tiempo comenzara a transcurrir por lo que lo importante era únicamente distraerlos, alejarlos de aquéllos grupos de Élite que estarían encargándose de aquella extraña formación defensiva de los titanes más altos.

Si bien la distracción funcionaba, dígase, aquellos titanes de tres y seis metros parecían ser llevados lejos de los grupos más grandes, el problema radicaba en que el gas de los trajes de aquellos miembros Theta, al no haberlo racionalizado de manera correcta, contando con algo más de un cuarenta por ciento de su plenitud mientras que eran los miembros de Alpha los que contaban con aproximadamente un setenta por ciento de su totalidad dejando en claro porqué eran ellos los que mejor racionaban la utilización del gas… Pero el problema residía en los demás miembros, el grupo Charlie tenía ciertos conocimientos sobre la ahorrativa más, sin embargo, estaban en éste punto para poder realizar la ejecución completa de aquél grupo de titanes que parecía simplemente haber reaccionado copiando las formaciones de los humanos así que recuerda, ten en cuenta éste punto.

El grupo a caballo había podido pasar a los primeros titanes que formaban la delantera de aquella defensa, una típica defensa que dejaba en claro la importancia del que se ubicaba en el centro consiguiendo en efecto cumplir con su misión o al menos, parte de ésta, llegando a dañar los tendones de las piernas de los primeros cuatro titanes. Sin embargo, casi el veinte por ciento de los miembros del equipo a causa de las pisadas tan cercanas que estaban realizando los titanes. Ahora, teniendo en cuenta eso y las pérdidas que estabas teniendo así como las que tendrías en los miembros del grupo Theta y las que obviamente ocasionarías en el grupo Charlie, tanto uno como dos, es tu decisión re plantear una nueva estrategia en pleno transcurso de la batalla para poder al menos, liquidar a dos o tres de esos titanes de quine metros para así conseguir no defraudar a aquellos soldados que siguen tus órdenes porque, si la situación continúa así terminarás quedando solo en ‘el campo de batalla’ rezando por algo que sabes que jamás pasará: una muerte rápida.

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Mensaje por Eléftheros Jue Jul 11, 2013 4:20 pm

Había habido pérdidas, algo que tenía más que asimilado ya. Una batalla no podía plantearse de forma que todos sobreviviesen si se daba el caso de que no conocías a los soldados o no habían sido debidamente entrenados. En este caso, los equipos en los que había dividido el grupo estaban empezando a tener bajas por todos lados y la situación se volvía en contra de los exploradores. Sin embargo y pese a todo, él seguía acompañado por dos miembros de Charlie-dos que habían quedado con él sin hacer ningún tipo de movimiento o gesto más allá del girar la cabeza. Sus compañeros morían en combate, pero eso a él le traía sin cuidado: solo estaba comprándole tiempo a la Muerte para una misión estúpida.

Respiró hondo y observó cómo los cuatro primeros titanes caían al suelo con las piernas cortadas. Según sus cálculos y sus conocimientos sobre el enemigo, los titanes de quince metros tenían una fisionomía idéntica a la humana, solo teniendo la diferencia de ser poco más de siete veces más altos que ellos y de tener la capacidad de regeneración. Si habían perdido los pies, habían perdido cerca de un tercio de su altura (cinco metros) en caso de apoyarse en sus rodillas o dos tercios (casi diez metros) si se apoyaban en las cuatro extremidades, algo que ocurriría en los primeros instantes si es que no caían por completo al suelo. De pie solo quedaban dos: el que había tachado de “excéntrico” y el de la retaguardia. Tenían un escenario óptimo para continuar con su ofensiva pese a las bajas que iban a tener.

Sin siquiera dudar un segundo, aprovechó el momento en el que los titanes empezaban a caer tras cortar los tendones para empezar la marcha hacia ellos acompañado de sus dos compañeros. -¡Ahora es el momento! – Gritó con gran intensidad y convicción buscando introducir en los hombres que luchaban la idea de que los sacrificios no iban a ser en vano y que podían ganar. -¡Equipo Alpha, pasad a movimiento tridimensional e inutilizad por completo a los dos titanes en pie! ¡Equipo Charlie-uno, proteged a los miembros de Alpha y acabad con el titán de la retaguardia! ¡Charlie-dos, conmigo, vamos a acabar con los titanes que han caído y a inutilizar al excéntrico!

Sonrió de nuevo. La sensación de poner en peligro su vida con un enemigo que verdaderamente podía matarlo y robarle su libertad solo hacía que desease luchar con más fuerza y que gastase todos los recursos posibles para poder sobrevivir. Era la única forma que existía de decirse que estaba vivo y que podía disfrutar de volar libre, de ser quien él quería ser y no lo que los demás le ordenasen. Una verdadera prueba para él, un ser que había desarrollado inteligencia y que podía ponerlo contra las cuerdas si se dormía un poco y no pensaba las cosas. Quizás muriese en el siguiente ataque pero, si lo hacía, podría morir contento al saber que lo había dado todo.

No obstante, él no era un hombre suicida que fuese de cabeza ante el peligro. Sabía el peligro que era el ir a por los caídos mientras que el excéntrico podía atacarlos de forma selectiva. Por ello había ordenado la inutilización completa del titán central. Si se le atacaba a la vez tanto en el tren inferior como superior del cuerpo, debería elegir qué parte proteger, quedándose completamente indefensa en la otra parte. Eso o se tendría que apartar del lugar, permitiendo un rápido exterminio de los titanes que la defendían y luego podría lanzar en contra de este al resto de hombres y mujeres que sobreviviesen a este asalto. Eran demasiados y había solo un par de formas de salir de esa situación, formas que ya había previsto y neutralizado. Incluso el escenario de que saltase hacia arriba para protegerse era imposible. En el mismo momento en el que volviese a tocar suelo tendría a demasiados soldados en el aire como para afectarles el temblor y podrían atacarla a placer mientras se recuperaba de este.

Para acabar con los otros 4 titanes fue sencillo: Por culpa de la inutilización de las piernas, los enemigos habían reducido su estatura, con lo que lanzar los arpones hacia ellos y atacarles en sus puntos débiles de había vuelto más fácil y, para aquellos con grandes habilidades de asesinato como era el equipo de “élite” que se había formado, solo podría llevar unos segundos. Tan solo tenían que clavar los arpones en cualquier zona y, con un consumo de gas relativamente pequeño podrían impulsarse hacia la espalda de los titanes y podrían caer con tranquilidad en las nucas de sus enemigos. ¿Existía la posibilidad de que el excéntrico atacase para defender a sus escoltas? Sí, existía, pero por ello había mínimo dos soldados por titán, para asegurar la muerte del enemigo pase a que uno de ellos muriese y, si hacía esto, tendría encima a los miembros del resto de grupos para inutilizarla y ganar la partida.

No cantaba victoria aún, no lo haría hasta que pudiesen mantener inmovilizado al titán excéntrico y pudiesen asegurarlo, pero era indudable que los humanos podrían estar ganando una batalla por primera vez en todo este tiempo. Solo un poco más, y todo acabaría con la derrota de los titanes
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Mensaje por Narración Vie Jul 12, 2013 12:06 pm

El plan estaba funcionando, debía de admitirse. Con la caída de algunos Titanes de la formación, las cosas se habían vuelto más fáciles. Aun así, vidas se iban perdiendo, debido a falta de gas, quemazones por culpa de contacto directo con un Titán mucho tiempo y más accidentes que no se podrían evitar. Aunque, después de que los Titanes cayeran al piso, no se necesitara mucho gas para llegar hasta su punto débil y matarlos, los grupos encargados de aquello estaban inconscientes del poco gas que poseían. Deseaban actuar como héroes, moviéndose rápido y con movimientos limpios, por lo que no racionaban como se debía el gas. Pronto, debido a eso, el gas de varios llegaría pronto a su límite, y el Titán excéntrico seguía sin caer.

Al mismo tiempo que trataban de neutralizar el Titán excéntrico, este mismo producía golpes a diestra y siniestra, tratando de alejar a cualquier humano que se le acercara por los aires. Los espantaba como si fueran moscas molestas, solo que cada vez que acertaba en un golpe, aquel humano salía volando lejos para luego golpearse contra algo de manera brutal, para finalmente morir por el impacto. Acercarse al Titán excéntrico no era manera fácil, pues estaba concentrado en no dejarse rodear ni tocar; espantaba a golpes a todo el que se le acercara. Se sacudía y golpeaba, mientras también —si podía— cogía a algún humano y se lo tragaba de un solo. Estaba hambriento y molesto, por lo que no era fácil de combatir. Los recursos se estaban aminorando, al igual que el número de combatientes vivos. Tanto el equipo alfa como el equipo Charlie-uno estaban padeciendo, por lo que solo habían logrado inutilizar a uno de los dos Titanes en pie.

No obstante, los buscadores habían logrado salir del “campo de batalla” y habían empezado con la búsqueda de la dichosa flor que les permitiría averiguar más sobre la existencia de los Titanes. La pelea de los equipos contra los Titanes si les estaba dando tiempo, y por lo tanto, la búsqueda podía seguir mientras los demás luchaban. No llevaban demasiado tiempo, pero sabían que estaban prontos a encontrar aquella flor. Solo necesitaban un poco más de tiempo y todos los sobrevivientes podrían regresar a la aparente seguridad de los muros.

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Mensaje por Eléftheros Vie Jul 12, 2013 6:44 pm

Todo iba bien, todo estaba saliendo de perlas, todo iba según lo planeado. Eso era lo que se decían todos mientras veían morir a sus compañeros a manos del excéntrico. Eléftheros en cambio seguía sin cambiar su expresión, mirando como sus compañeros morían sin remedio mor motivos varios. Él había ayudado en la ejecución de los titanes caídos y, al contrario que sus súbditos, él no necesitaba sobresalir o demostrar que era un máquina. Solo se dedicaba a sobrevivir y a acabar con sus enemigos. Piruetas, ejecuciones vistosas, trazados imposibles con el equipo… Todo ello le sobraba para acabar con los titanes. Solo trazar un par de arcos, un poco de gas y un corte limpio y profundo en la base del cuello para acabar con la vida del ser que quería, por el motivo que fuese, acabar con la suya.
Se había quedado algo más retrasado esperando a que los soldados redujesen al titán excéntrico y el de atrás para él poder ir a atacar sin problema alguno. No obstante, ningún plan sobrevivía al campo de batalla y el excéntrico estaba sobreviviendo y aguantando como todo un campeón. Los soldados caían como moscas, demostrándole que no solo era un ser excéntrico, sino que también tenía inteligencia. Un hallazgo importante que sin duda podría preocupar a la humanidad. Si ya eran difíciles de vencer siendo subnormales, si encima le añadías que eran inteligentes… apaga y vámonos.
- –dijo a uno que estaba a su lado.- Toma un caballo y ve a la base. Di que hemos avistado un titán inteligente. –se cayó por un momento mientras tomaba de uno de los que habían muerto en el equipo Alpha en los primeros compases del combate sus tanques de gas. Había hecho ese equipo con la mentalidad de que algunos pocos muriesen con los tanques llenos o casi llenos para luego poder remplazarlos por los suyos cuando se fuese quedando sin gas por el motivo que fuese. Sin duda, cualquiera que hubiese sabido sus intenciones con antelación lo habría mandado a morirse como poco. –Recalca que es inteligente y afirma rotundamente que existen titanes con inteligencia y capacidad de raciocinio.
Conforme decía esto y se ponía los tanques nuevos y los conectaba a su equipo, pudo notar y posteriormente ver cómo el titán de la retaguardia caía al suelo. Esa escena solo significaba una cosa: su plan había ido como la seda y había conseguido dejar el titán inteligente solo contra los supervivientes de la actual batalla. Inmediatamente a este sonido mandó a los soldados acabar con el titán que había caído al suelo para poder centrarse solo en el excéntrico. Ahora solo quedaba el excéntrico y los que habían pagado a la muerte el precio justo por sus vidas. Era un combate interesante, uno en el que no podría andar haciendo acrobacias y tonterías varias para acabar con él. Aquí debía tener cuidado, debía ser precavido y luchar con todas sus fuerzas. Por una vez en la vida estaba satisfecho si moría en el campo de batalla, moriría alegre si era un enemigo poderoso e inteligente el que lo vencía y le arrebataba la vida. Pero él, fuese el enemigo que fuese el que tenía delante, no estaba dispuesto a ser la moneda para pagar la vida de otros. Él era ambicioso y orgulloso y estaba dispuesto a matar a quienes hiciese falta para poder vivir un solo día más.
Respiró hondo y esperó tranquilo su oportunidad para atacar mientras volvía a su caballo. Debía hacerlo en el momento justo. Contrario a como se les enseñaba, el noble ser sacó los dedos índice y corazón de los gatillos y les dio la vuelta colocando las hojas del revés e introdujo en estos el meñique y el anular. Era una extraña manía que tenía cuando se excitaba en demasía y la adrenalina recorría todo su cuerpo. Ese momento tan mágico para él en el que todo dejaba de existir y solo el aire y el cielo se dibujaban en el mundo para él, siendo completamente libre.
Gracias al cambio sus tanques de gas estaban casi completos, más o menos al 60-70% de su capacidad y con todo ese gas estaba más que preparado para lo que estaba a punto de hacer. La oportunidad vino cuando uno de los soldados había sido atrapado e iba a intentar comérselo. Cuando se lo estaba llevando a la boca, el rubio había ordenado a todos que lanzasen los arpones a los pies del titán y se se asegurasen de acabar con sus pies al coste que fuese. Debían mantenerla inmóvil y en el suelo no importando qué. En ese entonces, salió corriendo al galope para coger velocidad y acercarse al enemigo. Lanzó los arpones al costado derecho de este, justo al lugar al que se acercaba y salió disparado usando el gas. Su objetivo era el de propulsarse como fuese hacia el cielo y poder tomar la espalda del titán. En el vuelo veloz, la sensación de libertad, de no estar sujeto a nada, se hizo presente en él e hizo que su mente se pusiese totalmente en blanco. Estaba siendo libre en ese momento, estaba volando fuera de las limitaciones del ser humano. Solo él, el cielo y el viento. Solo la libertad.
Volvió a respirar hondo una vez más y giró su cuerpo en el aire. Ahora debería tener gracias al ascenso la axila derecha a tiro. Lanzó los arpones y se impulsó con el gas en línea recta para cortar los tendones y músculos que permitían el movimiento de los hombros y, en extensión, de los brazos. Ahora debería de haber salido volando por en frente del titán y, cuando este lanzase el brazo izquierdo para atraparlo y matarlo, volvería a lanzar los arpones y se impulsaría hacia abajo casi en el último momento pero con tiempo suficiente para que no lo pillasen. No esperó ni un segundo y una vez hubo esquivado el brazo giró su cuerpo de nuevo y lanzó los arpones para volver a impulsarse, esta vez hacia la axila izquierda, para cercenarla y evitar que también pudiese mover el brazo izquierdo por un rato. Si los soldados habían tenido éxito acabando con los tendones de los pies o, por lo menos, evitando con su peso en conjunto que pudiese moverse del suelo, Eléftheros tendría la oportunidad de oro para acabar con el enemigo. La razón para evitar el movimiento de ambos brazos, aparte de para que no lo atacase, era por si sabía que su punto débil era la nuca y se le ocurriese poner la mano para defenderla. De esta forma, tras volver al cielo y sentir el aire en su rostro durante el ascenso, se podría preguntar si solo neutralizaba el titán y lo mantenía así hasta que llegasen otros soldados con el equipo de captura y lo pusiesen bajo arresto para estudiarlo.
Ahora que estaba seguro de que quería matarlo, giró de nuevo su cuerpo en el aire para lanzar los arpones en la zona en la que debía estar su punto débil y se impulsó hacia este a gran velocidad gracias al gas. Podía rectificar en el descenso, perdonarle la vida al titán, pero ello no era su estilo. Ya sabían suficiente para lo que era la misión y acabar con el titán era más su estilo. Si le perdonaba la vida, existía la posibilidad de que se recuperase y los atacase a todos pudiendo matarlos en el acto. Ese era una situación en la que no se quería ver por nada en el mundo. Matar o morir, esa era la ley de ese mundo tan cruel. Solo el fuerte, el mejor adaptado, era el que se alzaba sobre la montaña de cadáveres y él lo tenía claro: no iba a morir ante nadie más que el tiempo. Ningún titán iba a poder ponerle las manos encima. Así pues, si su plan había salido tal y como él deseaba, ahora mismo estaría atravesando el punto débil del titán con las hojas de las espadas y lo habría matado, eliminando así la potencial amenaza mortal que resultaba.
Si lo había logrado, podría ser llamado héroe por todos. Podría ser glorificado por los suyos por acabar con ese ser y se acabarían contando historias sobre él por todos lados. Si lo había logrado, para él significaría que volvería vivo a casa una vez más y podría vivir otro día para seguir luchando contra los titanes, para seguir luchando por su libertad.
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Mensaje por Narración Mar Jul 23, 2013 10:37 pm

Estaba más que claro que el titan no se esperaba aquél ataque. Tu habías reaccionado y pensado rápido en un plan para poder asaltar al monstruo que acechaba contra cualquier persona que se le pusiese delante. Pudiste acercarte a él y con suma destreza casi llegar a acabar con la parte vital de su nuca, pero te olvidabas de algo: Aún habían tres titanes en la parte delantera del circulo anteriormente formado, los cuales empezaron a atacar  a los demás soldados. Muchos de tus compañeros volaron por los cielos, incapaces de hacer algo por sobrevivir o mantenerse en pie siquiera. Tu sabes que tienes que hacer algo o acabarás aplastado y en el peor de los casos muerto. Estas demasiado cerca del foco del peligro como para estar seguro. También tienes que acordarte de que tu objetivo es llevar las muestras de unas flores para que estas sean estudiadas. Siendo así, se te recomendaría controlar al equipo de recolección.

El titan inteligente te dedica una sonrisa satisfactoria. Puedes ver claramente como sus muñones empiezan a regenerarse poco a poco. Algunos titanes en la retaguardia seguían intactos. Tenías muchos problemas con los que lidiar. El titán anormal, los demás gigantes y controlar que el objetivo principal de la misión se cumpliese.
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Mensaje por Eléftheros Miér Jul 31, 2013 6:08 pm

- Se acabó.- Pensó mientras descendía para acabar con esa cosa. Estaba a solo unos centímetros de poder acabar con la vida del “comandante” enemigo, una acción que sin duda haría que el resto de titanes perdiesen en fuerza. Era cierto, los titanes eran estúpido excepto en, lo que parece ser, contadas ocasiones. Era simple llegar a la conclusión de que todo ser, por muy carente de inteligencia fuese, si estaba comandado por alguien que sí poseía el mayor arma humana, era capaz de ser mucho más letal. Si le arrancaba su cerebro, si acababa con aquello que los hacía más letales, les robaría poder. Seguirían siendo difíciles de tratar, pero no tendrían orden alguno ni nadie que pudiese hacer cosas imprevisibles, haciendo los planes más sencillos de efectuar. También estaba la posibilidad de morir intentando acabar con eso y que fuese su equipo el que sufriese las consecuencias. Era una elección difícil, no era simple, pero él estaba determinado a matarlo. Por ahora solo sabían que existía uno y, si lo mataba, quizás los humanos tuviesen una ventaja sobre los titanes. Su muerte solo sería perder un soldado más, solo tendrían que remplazarlo. Su sacrificio, en caso de morir, sería algo bueno para la humanidad. ¿O quizás solo fuese una motivación egoísta, el deseo de acabar con un enemigo realmente poderoso el que nublaba su juicio y lo llevaba a meterse de cabeza en el verdadero peligro? Eso no podía saberse. Solo el hecho de que las espadas tocaron la piel del titán por la parte del cuello, justo en su punto débil, sería lo que verían los soldados que aún estaban vivos.

Cortó su nuca, o eso intentó, y luego cambió automáticamente las hojas a la par que lanzaba un arpón a la cabeza aún en alto del inteligente y se impulsaba con el gas hacia uno de los titanes del frente que esos inútiles que jugaban a ser héroes no habían matado. Al contrario que con el inteligente, este era tonto. No tendría ni idea de cómo hacer para defenderse de él. Podría simplemente aprovechar la inercia, la velocidad adquirida tras ese impulso y podría cortar la nuca del titán acabando limpia y grácilmente con su vida. Ese era más fácil de vencer, no tendría problemas alguno para poder hacerlo. No después de haber matado ya a tantos. Eso es lo que se esperaba de él, del hombre que había vencido al miedo y le había arrebatado la vida a un titán cuando todos se estaban dando a la muerte, a ese ser que siempre acaba encontrando a todos donde quiera que estén.

Tras usar al titán que había atacado para frenarse y hacer más tranquilo su descenso al suelo, Ele tomó el cuerpo de uno de los que habían muerto (o su tren inferior mejor dicho) y montó en un caballo mientras ordenaba a los supervivientes que retrocediesen y se reagrupasen en torno a los miembros que estaban recolectando las flores que formaban parte de su verdadero objetivo. ¿Supervivientes de cada equipo? Ni idea, ni siquiera sabía cuántos habían quedado vivos tras ese contraataque permitido por los inútiles de los soldados que habían preferido jugar antes que acabar con la vida de sus enemigos.

Se quedaban sin tiempo, una realidad que no podía ser esquivada de ningún modo. Los suministros de gas tenían que estar al mínimo para muchos de ellos, quizás se hubiesen quedado sin reservas intentando escapar y quizás por eso no eran capaces de acabar con esos tontos inútiles. Él no. Jamás se quedaría sin gas mientras hubiese miembros del primer equipo que mandó a destruir la formación enemiga. Solo tenía que quitarle los tanques a los muertos y colocárselos él, justo como ahora acababa de hacer por segunda vez antes de tirar el tren inferior del soldado muerto hace ya un buen tiempo. Así era como se aseguraba uno de nunca encontrarse en una situación difícil, en un escenario en el que no pudiese pelear y solo pudiese rezar porque su muerte fuese lo más rápida e indolora posible. Recoger los restos de los muertos y emplearlos en tu beneficio. Algo asqueroso o a no tener en cuenta por muchas personas pero, si de verdad se quería sobrevivir a toda costa, eso era lo primero que debía de pasársele a uno por la cabeza. Sacrificar a otros, no importando quienes fuesen o su historia, en pos de mejorar la propia posición y asegurar la supervivencia. Todo fuese por sobrevivir un día más. Así era como se llegaba lejos, como se volvía a ver otro amanecer. Sin embargo, no todos tenían tanta fuerza, no todos eran capaces de matar a amigos y compañeros. No todos amaban tanto su vida.

- Tenéis cinco minutos –les indicó a los que estaban con las florecillas que habían ido a buscar.- Si en ese tiempo no tenéis las muestras y nos estamos yendo, os dejaré aquí como carnaza para que podamos escapar los que ya hemos peleado. ¿Lo pilláis? Y creedme cuando os digo que vuestras vidas no me importan una mierda. –La última frase la había dicho con una frialdad tal que podría incluso haber helado la sangre de aquellos que lo hubiesen escuchado. No solo frialdad, también soberbia. Estaba con la espalda recta en un caballo mientras que ellos estaban agachados en el suelo. No había duda alguna en que sentía que ellos no eran más que peones de cualquier partida que solo estaban ahí para moverlas y sacrificarlas en cuanto fuese necesario. ¿Quién en su sano juicio seguiría las órdenes de un hombre así? Aquellos que supiesen que ese hombre tenía la habilidad necesaria para luchar y sobrevivir. La habilidad para tomar a un grupo de hombres y hacerlos luchar con los enemigos y permitir que sobreviviesen. ¿Cuál era el pago por ello, acatar ciegamente las órdenes? Un precio muy pequeño sin duda alguna para la gran recompensa que iban a recibir: un día más de vida. Poco tiempo, sí, pero al menos podrían volver a ver a sus familias una última vez antes de morir, al menos podrían volver una última vez para decirles que los quería más que a nada en el mundo.

Tranquilo de nuevo, como siempre, se mantuvo montado en su corcel esperando al enemigo. No sabía se había matado al inteligente o no, no se había molestado en ello. Ahora lo sabría. Tan solo, si eso seguía vivo, lo estaría acompañado de solo dos titanes más, solo tenía que volver a mandar a morir a sus hombres y acercarse cuando todo estuviese seguro para darles a esas cosas el golpe de gracia. También podrían haberse colocado alejados del equipo de recolección en pos de protegerlos al atraer a los titanes pero, si el inteligente seguía vivo, eso no serviría de nada. Tomó aire y lo expulsó con fuerza por sus fosas nasales.

- El enemigo está debilitado, al igual que nosotros. Se nos acercarán. Saben que se necesita a un número elevado de nosotros para matar a uno solo de ellos. Os quiero centrados. En cuanto vengan id a por ellos de cabeza. Si sois rápido, moriréis solo un par mientras el resto puede aprovechar y matarlos. Nada de heroicidades. Quiero soldados, no héroes. –un pequeño silencio.- Recordad, 5 minutos. Si en ese tiempo no terminaron estos de aquí, sois libres de retiraros y volver a casa. Muchos han muertos ya por una mierda de planta.
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Mensaje por Narración Jue Ago 01, 2013 5:04 pm

Tu plan es atrevido, de eso no hay duda. Pero eso no quita que sea increíblemente efectivo. Aunque por eso eres un miembro bastante reconocido de la Legión de Reconocimiento, demuestras que puedes pensar en algo y todo lo de tu alrededor va acorde con lo que planeaste previamente. Felicidades, pero no todo será tan fácil como tu cabeza se imagina. Hay un factor que probablemente no tienes en cuenta al hacer tus planes, o sí y no nos lo has revelado: El presente, el impulso, el ahora y lo inesperado. Sin embargo, en este preciso momento todo iba como la seda. Tu carnada estaba sirviendo de maravilla, entretenía a todos los titanes mientras tú anunciabas a diestro y siniestro con una severidad exclusiva cómo debían funcionar las cosas al equipo de recolección. Obviamente, estos se sintieron presionados. Unos empezaron a desesperarse y otros empezaban a trabajar más deprisa. Suerte has tenido de que la profesionalidad de algunos miembros era envidiable.

Habían recogido ya la flor y se disponían a irse. Tu tienes que proteger y dirigir a este equipo hacia la victoria, pero... No tan deprisa. ¿Sabes que los humanos son débiles, verdad? Demasiado. Y de esto al parecer no te has dado cuenta antes. La carnada que habías preparado para los titanes se acabó en menos que canta un gallo y ahora se aproximan todos hacia donde te encuentras tu para arrebatarte tu vida. Espabila, o todos los esfuerzos que has puesto en esta misión serán en vano. Al igual que las vidas que se acaban de llevar estos gigantes sin escrúpulos.
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Mensaje por Eléftheros Dom Ago 04, 2013 1:58 pm

Miró atrás tras informar al equipo de recolección de que se diese prisa y esbozó una sonrisa en su cara. Sus deseos se habían cumplido y él era el que permanecía de pie en el lugar. Seguía vivo y lo que quedaba ya no era de una importancia tal que él hiciese falta. Su misión estaría completa en el mismo instante en el que esos tipos montasen a caballo y empezasen a marcharse. El enemigo estaba en últimos y eso era claramente visible. Un subidón seguro de moral para los que habían logrado sobrevivir hasta ese momento. Todo estaba yendo bien. Solo un par de minutos más y podrían irse a casa. Muy pocos volverían hoy, pero era una victoria importante: Habían peleado contra un poderoso enemigo y habían acabado con la vida de varios titanes, por no hablar de que algunos volverían vivos de ahí. Podían estar satisfechos.

- Vamos muchachos –gritó cuando se le informó de que el equipo de recolección había cumplido su objetivo y ahora se empezaban a marchar. Solo un poco más y la misión habría acabado. – Quiero dos equipos de 3. Uno se encargará de distraer a un titán, el segundo cortará los tendones de las piernas de estos y los hará caer al suelo. Inmediatamente, el 3º acabará con ellos. – Gritó y organizó mientras indicaba al resto del grupo que debía moverse con los miembros del equipo de recolección para protegerlos de cualquier posible peligro en el camino de vuelta. La idea de formar parte de los dos grupos no tenía por qué agradarle a nadie. Mucho menos el papel de cebo. No obstante, tenían que ganar algo de tiempo. Ellos eran legionarios, para eso se apuntaron, para luchar contra los titanes y vencer. No necesitarían mucho gas para esta ocasión, con lo que no había de qué preocuparse y, siendo 6, si se morían, tardarían lo suficiente en ser devorados como para que luego los pudiesen alcanzar.

Eléftheros ordenó desde su caballo ir al galope y priorizar la vida de los extractores por encima de la del resto del grupo. No habría parones, no habría descanso, no habría nadie que mirase atrás en caso de un posible ataque ni nadie ayudaría al resto en caso de ser alcanzados siempre y cuando no fuese alguien del equipo de recolección. Si uno de estos era alcanzado por un titán, automáticamente todos los soldados desenvainarían sus espadas y saltarían a por el titán en pos de acabar con su vida y salvar la del recolector. Ahora lo principal y lo primordial era eso, que los recolectores llegasen todos vivos al interior de las murallas y pudiesen entregar el paquete. Esa era la misión, ese era el objetivo. De nuevo, Eléftheros miró atrás para ver cómo iban las cosas con los titanes que habían dejado atrás. Si les perseguían, daría la orden inmediata de aumentar la velocidad al máximo y correrían como almas llevaba el diablo con tal de salvarse. Ya no era el momento de ponerse a volar o hacer piruetitas como un loco. Era momento de terminar con lo que estaba haciendo.

En la huída, absorto en sus pensamientos, el ser que había hecho posible la situación actual pensaba sobre el titán inteligente. ¿Cómo era posible que esas cosas pudiesen desarrollar la capacidad de razonar, única en la raza humana? Era muy extraño y, a la vez, interesante. Si esos bichos podían evolucionar y desarrollar razocinio, era posible que hubiese algo más que la simple idea del exterminio de los humanos para los titanes. Era apresurado afirmar algo como la existencia de titanes inteligentes, más cuando solo se había encontrado con uno, pero también recordó los informes de hacía 5 años, cuando él estaba en el interior de los muros entrenando como un recluta más a los cuales les pudo echar un ojo un par de años después. El colosal había aparecido y había roto la puerta, un comportamiento extraño en un titán, pues ellos no destruían las cosas. Por otro lado, el blindado pasó de los soldados que lo esperaban para atacarlo y fue directo a por la puerta con ánimos de romperla, siendo que posteriormente se iría del lugar sin más, no causando bajas. Comportamientos extraños para unos titanes ahora que se dedicaba a darle vueltas a las cosas. Sin duda alguna debía volver vivo al interior de los muros y comentarle esto a los comandantes para poder tomar cartas en el asunto. Si sus temores eran ciertos, podría ser que no estuviesen luchando una simple guerra de supervivencia contra los titanes, quizás fuese algo mucho más serio, profundo y peligroso. También estaba la posibilidad de que se equivocase y sus temores fuesen infundados, pero era mejor estar preparados para cualquier amenaza.
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Mensaje por Narración Dom Ago 04, 2013 8:14 pm

El titán había caído al suelo rápidamente pero tanta era la concentración de tus propios hombres para con conseguir el objetivo de proteger al portador de aquél objeto que simplemente actuaron de manera instintiva para atacar consiguiendo sí, cortes en la zona de la nuca, pero sin el efecto necesario, dígase, sin acertar en el punto específico para poder acabar con la vida de aquellos seres por lo que aquella huida sería simplemente temporal. El clima estaba tornándose intranquilo ya que, poco a poco, las nubes ahora parecían asemejarse a las de una posible tormenta sumamente peligrosa, de esas cuyos vientos son sumamente potentes al menos eso era lo que podía verse en la oscuridad de aquella masa de gas y aire ennegrecido. Realmente si el tiempo se mantenía así no habría muchas posibilidades de poder enfrentar a los titanes porque el soplido del viento dificultaba incluso a los soldados experimentados o con un nivel avanzado del dominio del Sistema de Maniobra Tridimensional para poder actuar en contra de aquellas bestias. Se podía escuchar cómo el sonido de pasos se hacía más notorio y cómo era en la lejanía, sobre la parte trasera de su formación los gigantes se encaminaba en la dirección en la que se encontraban ustedes. Podías ver que la organización de aquellos titanes dos titanes que se acercaban. El que era considerado inteligente iba detrás mientras que el otro delante parecía ser dirigido por el anteriormente mencionado.

La situación se tornaba difícil porque aquél parecía saber cómo manejar bien a su ‘sirviente’ quien parecía moverse de manera lenta para poder cubrir cualquier movimiento de sus contrarios aunque aumentando el paso cuando aquél de atrás lo hacía para poder alcanzarlos. Sabías que en menos de cinco minutos ya los tendrían detrás de ti, ahora la situación se dividía en dos posibilidades: por un lado estaba la posibilidad de hacer frente a aquél dúo de titanes para poder regresar sin tener que preocuparse de nada; la otra opción es, simplemente, seguir huyendo, intentando escapar de aquellos titanes para llegar a la muralla y atacar entre todos a aquellos titanes, dígase de otra manera, buscar refuerzos de los cuales no se aseguraba estuvieran alerta y que, en efecto, terminaran por dejarlos completamente solos frente a los titanes generándoles luego problemas cuando la misión hubiere sido llevada a cabo a medias. Elige, ir a lo seguro, luchar, o simplemente huir cual cobarde y llevar el apodo de éste haciendo que la propia Legión de Reconocimiento se pierda su reputación por tu comportamiento.
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"La sabiduría de la flor de Loto" {Eléftheros}  Empty Re: "La sabiduría de la flor de Loto" {Eléftheros}

Mensaje por Eléftheros Miér Ago 07, 2013 7:27 am

Apretaban el paso lo más que podían. Los caballos estaban siendo forzados al límite para poder hacer sobrevivir al mayor número posible de personas. El ‘comandante’ provisional estaba aún absorto en sus pensamientos. Sabía que ocurría algo en el lugar pero no tenía ni idea del porqué. Tenía que existir algo que se escapaba a su comprensión, algo que no encontraba bien por falta de información o bien porque esa pieza aún no se había mostrado. Seguirían corriendo a más no poder con el afán de poder llegar a los muros y salvarse. El tiempo, no obstante, parecía no desearles tanta suerte para con ellos. Las nubes amenazaban con evitar que pudiesen atacar en caso de ser necesario y, como estaban las cosas, serían alcanzados en poco tiempo.

En cuanto supo todo esto, miró atrás y pudo ver que solo había 2 titanes en movimiento, lo que quería decir que el tercero estaba fuera de combate. Solo le faltaba por saber cuántos supervivientes hubo a la contienda para dar paso a un posible contraataque. Era lo obvio, pero él las obviedades no las usaba, solo hacía lo que le venía en gana. Se acercó a uno de los soldados más cercanos a él y galopó a su lado unos segundos mientras ordenaba los pensamientos de su cabeza. Tras ese tiempo de silencio, habló. – Toma a otro soldado más y traza un arco hasta llegar donde los muchachos que dejamos atrás.- Nuevo silencio, el plan lo estaba repasando nuevamente esperando que no hubiese bajas significativas y haciéndolo con todos los números posibles de soldados. No podía dejar nada al azar, debían ganar en esta última oportunidad que tenían para atacar. – Cabalgad a tope y colocaos en uno de los flancos en forma de arco. Manteneos separados, que el titán no os note. Cuando ambos titanes nos alcancen, atacad. Intentad inmovilizar a ambos y, si es posible, acabad con el normal. En caso contrario, volved aquí y escapad. ¡Ve!

Por una vez él iba a ser el cebo. Estaba claro que iba tras los recolectores, por lo que se había quedado con ellos pensando en que, si todo salía como debía ser, él tendría una oportunidad para atacar e intentar reducir a los dos titanes nuevamente. Estaba claro que ellos estaban en desventaja por donde se quisiera mirar la situación. Ambos titanes eran muy grandes, demasiados, el viento empezaría a soplar de un momento a otro y ellos estaban muy mermados y con los tanques de gas casi al límite, exceptuándolo a él, que los había cambiado antes de iniciar la huída por si se debía poner a pelear de nuevo. Solo debían aguantar corriendo un tanto más hasta que los soldados que habían quedado atrás los alcanzasen e iniciasen el nuevo ataque contra los titanes.

Él lo último que podía ser era tonto. Tiempo atrás había mandado a dos soldados en momentos diferentes para informar de la situación del grupo que había salido de expedición. Sin duda, si habían informado, se habrían puesto todos alerta y los límites de los muros estarían preparados con los cañones. Si conseguían llegar a los muros antes de ser alcanzados, había posibilidades de que los reclutas y los miembros de la tropa estacionaria estuviesen allí preparados para iniciar el ataque en el mismo momento en el que se dibujasen las figuras de ambos titanes. Eran grandes y todo estaba despejado, era imposible no verlos a grandes distancias. Realmente estaba esperando que esos tipos a los que él consideraba como “cobardes” e “inútiles” tuviesen las narices necesarias para hacer frente a un problema como el que él tenía a las espaldas.

Por otro lado, la estratagema usada por Eléftheros no era nueva ni algo disparatado. Él poseía cultura y conocimiento, tanto en artes bélicas como administrativas y científicas. Los mejores libros habían sido los greco-latinos y los pocos árabes que estaban traducidos por aquella época*. En esta ocasión estaba recordando una antigua batalla que supuso un durísimo golpe para el Imperio romano, la derrota de la batalla de Cannais, donde ocurrió el mismo escenario en el que ellos estaban metidos. Eran más débiles, estaban mermados en posibilidades y números, sus enemigos eran superiores a ellos en todos los escenarios posibles y, sin embargo, con astucia e inteligencia, lograron aniquilar a cerca de 70.000 soldados romanos y acabar con varias legiones romanas por el camino. Una proeza sencillamente impresionante que se pudo llevar a cabo por una única razón: Sus enemigos los subestimaron y se creyeron dioses tras tantas victorias.

Su plan era ese, retroceder queriendo hacerle creer al inteligente que estaban huyendo como ratas asustadas de un gato. Seguirían corriendo intentando meterle esa idea en la cabeza, intentando hacer que se descuidase de todo lo demás. Solo en ese entonces haría algo que siempre le gustó hacer en sus juegos favoritos: dejar creer a su enemigo que iba a ganar para luego caerle con todo encima y acabar no solo con su vida, sino también con su moral. Un golpe así no era algo de lo que uno se pudiese recuperar tranquilamente. Si su plan salía, tendrían ganada la partida. Ahora solo le quedaba esperar porque todo saliese como debía salirle antes de poder hacer nada más.
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Mensaje por Eléftheros Miér Ago 07, 2013 8:33 am

OFF:
Perdón por el doble post, pero se me olvidó incluir una cosa en el post y no me gusta andar editando los relacionados con los movimientos de mi PJ. Una manía salida de foros antiguos.

Venía a poner esto, que es la explicación a lo que quiere hacer mi PJ
http://www.historiaclasica.com/2008/06/la-batalla-de-cannas.html

*Por lo de los libros, se supone que en la época en la que se desarrolla SnK (Siglo IX) ya existía la cultura árabe, con lo que en esta época debería de haber ya libros traducidos del árabe, así como griegos, al latín.
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Mensaje por Narración Lun Ago 12, 2013 9:00 pm

Cierto es que tienes todo lo que se debe poseer para liderar a un grupo y así lo has demostrado. Se te complicaron las cosas un poco cuando el titan inteligente casi consigue atraparos. Sin embargo, tus tropas y los soldados a tu cargo no te fallaron y consiguieron eliminar de forma rápida y efectiva al titan que corría detrás. Eso hizo que el que poseía conocimiento y raciocinio se despistase y se atrasara por la muerte de su compañero. Para el momento en el que ya os había vuelto a alcanzar ya estabais a punto de encontraros con el muro.

Los cañones estaban listos y a punto para disparar. El titan inteligente, al notarse asaltado se detuvo por un momento observando el terrorífico escenario que se le presentaba en frente. Aprovechas esa ocasión para finalmente quedar seguro detrás de los muros. Algunos soldados escalan las paredes y otros, como tu entráis por la puerta de forma rápida, confirmando el cumplimiento de la misión. El equipo de recolección está seguro y las muestras sanas y salvas. La ciencia y la justicia han vencido.

El inteligente, como bien dice su nombre, recoló unos pasos y se llevó una mano a la nuca. Para ese momento ya estaba corriendo para no ser masacrado. Tu plan ha resultado, quien sabe si ahora ganarás algo de fama en la Legión de Reconocimiento. Felicidades, Eléftheros. Una vez más has resultado victorioso y has contribuido en la lucha hacia la libertad.
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